¿Te acuerdas de aquella nochevieja…?

Tan contentos se pusieron los cantalpineses cuando arreglaron el reloj de la torre de la iglesia, que no dudaron en aprovechar las campanadas para celebrar la nochevieja.

Aunque el tiempo no acompañaba, y con el murmullo de la gente las campanadas no se escucharon, no importó, el ánimo de los cantalpineses no decayó,  y la fiesta continuó en los bares del pueblo y después en la discoteca.

Los que lo disfrutamos tenemos un bonito recuerdo de aquel día.

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