Un año más, los cantalpineses disfrutan con los quintos y boteros
Como marca la tradición en Cantalpino, año tras año los cantalpineses celebramos los quintos y boteros. Una fiesta que a todos nos llena de orgullo y que celebramos de una manera peculiar, pero muy admirada.
El viernes arrancaban los quintos repartiendo chocolate a todos los cantalpineses que se cruzaban, pero especialmente a los más mayores, en la residencia y en la casa asistida, y a los más pequeños en el colegio. Después se iban a por la leña para poder cocinar y calentarse durante los días siguientes. Con la leña ya a la puerta de la casa de los quintos, estos acudían al parque a encontrarse con amigos y familiares para recibir las cintas. Una cinta para un cantalpinés es un bien muy preciado en estos días, ya que cada una de ellas es un obsequio de otra persona que te dedica con mucho cariño e ilusión. Llegada la hora de cenar, los quintos se marchan a “engalanarse” y a colgarse todas las cintas, estás van a ser sus fieles compañeras durante estos días, cada quinto lleva un trocito de cada una de las personas que con mucho cariño les han regalado esas preciadas cintas.
Ya de madrugada, llega lo más esperado para todo cantalpinés en estos días, la entrada en la discoteca y la presentación, en la que desde los más pequeños hasta los más mayores disfrutan con los pelos de punta nada más escuchar sonar la canción típica de estos días. Uno a uno van siendo presentados, rodeados y arropados por amigos y familiares.
El segundo día empezaba recibiendo a los burros con los que se pasearían por todo el pueblo y con los que posteriormente “correrían las cintas”. Evento al que, como cada año, se han acercado numerosos cantalpineses expectantes de las caídas que los quintos van sufriendo y pasando un rato divertido junto a ellos. Este año como novedad contábamos con la charanga “Los Tocacharros” que amenizaba la tarde. Por la noche, con la discoteca abarrotada, los quintos eran de nuevo presentados y disfrutaban nuevamente de una noche de fiesta junto a sus amigos y familiares.
El tercer día los quintos iban a misa, para bendecir las cintas y sacar a San Blas en procesión. Mientras tanto los boteros ya se iban preparando para comenzar a dar guerra y salir a la calle con más ganas que nunca. Este año tampoco faltaron las típicas “trifulcas” entre quintos y boteros, en la que los boteros acabaron pringados y dejando Cantalpino con un olor a vinagre bastante notable. Pero, a pesar de ello, la fiesta no paró y recorrieron todos los bares cantalpineses acompañados por la charanga “Los Tocacharros”. Por la noche llegaba el momento más esperado por los boteros, y el menos esperado por los quintos, ya que los quintos pasarían las bota a los boteros y se despedirían. Los boteros también endulzarían a los cantalpineses y se pasarían por la residencia, la casa asistida y el colegio.
Unos días apasionantes y muy entrañables en los que todos los cantalpineses estamos emocionados, pero solo nosotros sabemos lo que significa esta tradición, porque es una tradición que si no se vive, no se entiende. Unos días en los que tanto mayores como pequeños están ilusionados, unos admirando como disfrutan sus amigos y familiares y recordando su momento y otros esperando con ansia que llegue el día en el que ellos puedan ser los protagonistas de estos fantásticos días.
Desde Dos Columnas solo podemos decir: ¡Viva los Quintos!, ¡Viva los Boteros! y, por supuesto, ¡Viva Cantalpino!
Más info: Programa de Quintos y Boteros 2017