¡ GEORGE VIENE A CASA!
¡RIN, RIN! Suena el timbre. Clementina se seca rápidamente las manos y abre la puerta. −¡Mira, mamá! −dice Alba.
Vestida de princesita. Quieta. Extremadamente emocionada. Deja caer su bolsa de vivos colores y la abre.
−¡Es mi amigo y le quiero mucho! –comenta ella con entusiasmo.
En la bolsa, hay un peluche: una ranita con babi y zapatos de cordones.
−¿Puedo jugar, por favor…, puedooo? –mira con ojitos de niña buena.
Al principio, Clementina duda. Luego, responde segura:
−No, es hora de comer.
−¿Y después? ¿Puedo…? –insiste Alba.
−Después, tienes que dormir la siesta –se gira Clementina para dirigirse hacia la cocina.
Pasada media hora Alba se va a la cama. Entonces, Clementina se despide con un beso para la niña y otro para la ranita.
−No me has dicho como se llama tu amigo −dice Clementina mientras arropa a su hija.
−Es George, mummy –cierra Alba los ojos.
Clementina apaga la luz y se va de la habitación.
© 2017 Verónica Serrano Puertas