El ramo de la amistad
Tras el largo invierno, las flores vuelven a crecer de manera gradual. Ha llegado la primavera y esta mañana la señorita Pepa, se levanta antes que nadie para contemplar su terraza.
−¡Oh, no! −exclama muy preocupada−. ¡Aún no han crecido mis plantas!
De camino a la panadería, se cruza con doña Domi a quien no le da los buenos días. En la panadería, doña Domi se acerca al panadero y dice un poco preocupada:
−¡Buenos días, don Polo! Quiero un bollo de pan poco hecho, por favor. La señorita pepa está muy rara esta mañana, ¿verdad?
−Sí, un poco –mira don Polo a doña Domi.
Doña Domi sale de la tienda muy pensativa. Cuando regresa a su casa, en el jardín Mati, Pura, Ruth, Gabi y Marga visten sus mejores galas.
−Regalaré a la señorita Pepa la más hermosa –dice doña Domi−. Escucharé a mis flores y tomaré la decisión correcta.
−Soy pura y bonita −dice Mati−. Tengo el valor de la bondad.
−Mis pétalos son de color púrpura intenso. Represento el valor del amor –dice Pura.
−Mi centro es de color rojo burdeos –dice Ruth−. Mi valor es el respeto.
−Poseo el valor de la honestidad, pero también el de la humildad −dice Gabi con delicadeza.
−Soy muy resistente −dice Marga−. Tengo el valor de la tolerancia.
Al día siguiente, de camino a la panadería, doña Domi se cruza de nuevo con la señorita Pepa y le dice: −Careces de plantas en tu terraza pero aún tienes mi amistad−. Entonces, le enseña el ramo más colorido y vivo jamás visto.
© 2016 Verónica Serrano Puertas