Hoy en Dos Columnas: ‘Isidrines’
Desde el Dos Columnas queremos felicitar a una de las personas más longevas de este municipio, hoy Isidoro Escribano Pérez cumple 91 años.
Era un 7 de Abril de 1927 cuando “Isidrines” comenzaba su andadura en este mundo. Nació en Cantalpino donde ha coexistido la mayor parte de su vida. Alegre, amable, pícaro es uno de los cuatro hermanos que concibieron Isidoro Escribano Marcos y Gabriela Pérez Martín. Recordando a sus padres nos cuenta: “mi padre era más grande que yo y más fuerte, pero yo me quedé pequeño como mi madre”. Sus hermanos, Julián, Miguel con el oficio de barbero, y Gabriela, fueron su familia, con la que le toco vivir mejores y peores momentos, una de ellas, las penurias de la guerra. Sus hermanos varones murieron en la guerra con 18 y 19 años en el bando socialista. Isidoro nos dice que “ahora estamos todos unidos y respetados”.
Intentando recordar tiempos pasados, ya muy lejanos, nos comenta: “Me acuerdo de Calixto Pedroso que era un poco más joven que yo, Luisito que está en Madrid y Pepe Cestero que les trajo la cigüeña un poco antes que a mi, éramos muchos y ya seremos pocos”. Y que razón tienes…
Para los que estéis interesados podéis consultar cualquier municipio de Salamanca en el siguiente enlace.
El servicio militar por aquellos años era obligatorio ( hasta su desaparición en 2001) pero aún así Isidoro no fue a ‘la mili’ porque según el “era corto de pecho”. Los requisitos que hay que cumplir hoy en día, entre otros, tanto para los hombres como para las mujeres es que tienen que medir más de 1,55 y menos de 2,03. Ante la imposibilidad de Isidoro os dejo una cartilla militar del año 1966.
A lo largo de una vida es normal que uno pase por varias profesiones o haya tenido varias aficiones: “Trabaje durante un tiempo para el Ayuntamiento realizando las labores que eran necesarias. He trabajado en la agricultura y también en la mimbre, donde hice cuévanos y cestos. Cuando emigre a Francia también me dediqué al campo”. Isidoro nos enseña con orgullo su pasaporte, del año 1975, que tuvo que realizar para poder ir a trabajar a Francia.
En esta época, muchos cantalpineses fueron a trabajar al extranjero en aquellos años. Al igual que hoy en día (un saludo para todos ellos), Francia y Suiza eran los destinos más habituales. España no perteneció a la Unión Europea hasta 1986, estableciendo una libre circulación de personas y mercancías entre los estados miembros, como nuestro querido Isidoro viajó a Francia en la década de los 70, fue con un contrato de trabajo desde España como emigrante. Decían los patrones “que hacía más que algunos”. Os dejo unas imágenes del pasaporte y el billete de transporte, que utilizaron mis padres, cuando fueron a Suiza, en el año 1971, tiempos en los que el pasaporte no te servía para viajar a países comunistas.
Viendo su alegría y edad queremos saber cual es el secreto: “Tengo buena salud, casi nunca voy al médico y si me toca a ir, prefiero a la médica. Nunca he fumado es un veneno mortífero, tampoco teníamos dinero para comprarlo porque de pequeños, lo que teníamos que hacer, era estar al trabajo”.
Alabando su buena memoria prosigue: “Se mucho porque he aprendido y lo tengo grabado en la masa encefálica, he conservado bien la memoria, aunque por otro lado, la dentadura se me cayo pronto de joven”.
Si no has visto a ‘Isidrines’ con el carretillo, si que se puede decir que no eres de Cantalpino. Como si fuese un carril VAO personal por la carretera de Arabayona, con el chaleco reflectante y el carretillo cargado ‘con copete’, era una práctica habitual a diario desde el pinar.
Ni que decir tiene que es amante de los animales y siempre a tenido un cariño especial con ellos.
Después de toda una vida, sus creencias y reflexiones: “No voy a misa pero soy católico y creo en un ser supremo hacedor, alma universal de todo ser, que bajo tantos y diversos títulos, lo aclamamos pero que no lo conocemos, ser sensible infinito, dios que reside en el corazón de cada uno de los humanos”.
Para terminar, Isidoro nos deja un mensaje a todos los cantalpineses:
“Si en algo hablando ofendí,
bien me podéis perdonar,
porque ofender no querí.
Hable con alma sincera,
quise un consejo daros,
por si esta es la vez primera,
que en público vuelvo hablaros.
Hable porque a Cantalpino quiero,
y aquí aspiro de el,
pues no soy su forastero,
sino que soy hijo de él,
y en él quiero vivir,
como un hijo agradecido,
que quiere a su padre honrar,
quiero vivir en el,
y su olor aparecerá.
Yo soy de todos los vecinos,
cuenten conmigo cualquiera,
que por buenos caminos,
buena compañía quiera.
Son para mi sin resabios,
iguales, grandes y chicos,
iguales los sabios,
iguales los pobres y ricos.
Aunque todos por igual,
doy confianza y amor,
el más honrado y leal,
siempre es mi amigo mejor.
Vivamos todos unidos,
por lazos y afectos sanos,
los pueblos están perdidos,
sino son grupos de hermanos.
Se vive en buena hermandad,
cumpliendo esta condición,
tenga el rico caridad,
y el pobre resignación.
A todos juntos suplico,
que cada cual así obre,
el pobre que ayude el rico,
y el rico que ampare al pobre,
así al darlos el cielo,
salud y bienes obrados,
y el pueblo de Cantalpino,
será un pueblo culto y honrado.
Si en el pueblo anheláis,
darle paz honra y honores,
y en prueba de que lo amáis,
decid conmigo señores,
viva por eternidades,
nuestra Cristina fe pura,
vivas las autoridades,
amantes de la cultura,
viva la fe en los destinos,
de nuestra ley sencilla,
vivan todos los vecinos,
del pueblo de Cantalpino,
tanto los Presentes e inocentes,
que estamos en esta tierra bendita”.
Que cumplas muchos más Isidoro.