El Perro y el Gato
El perrito Valiente está dando vueltas por el jardín. Se entretiene con su rabo, luego lame algo de hierba y por fin se tumba aburrido sobre el césped.
De repente algo se cuela en su caseta: miau, miau, miau. Es coco, el gatito sin cola.
−¡Estoy solo y cansado! −se lamenta apenado−. Tengo sed y hambre. –jadea incesablemente.
Coco se dispone a descansar en el interior de la casita de madera y descubre restos de pavo, que alguien había dejado allí sin mucho interés de querer comérselo. Después de contemplar aquel manjar el gatito sin cola se relame. Cuando abre la boca para probar su delicioso sabor dos ojos grandes aparecen por la puerta de la pequeña caseta. Coco se queda totalmente quieto como si estuviera congelado.
−No tengas miedo –dice Valiente−, no te haré daño. Aquí tienes un lugar para cobijarte, comida y si tienes sed, puedes beber cuanta cantidad quieras de agua, ¡está fresquísima!
© 2018 Verónica Serrano Puertas
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