De un joven en la década de los 20 para una mujer camino de los 40.
Como era de esperar hoy 5 de enero la felicitación de nuestra querida Lucia no podía faltar.
Si, deja de frotarte los ojos, aunque no te lo creas, me ha dado por escribir unas líneas.
Podría recordar muchos momentos increíbles que he vivido contigo, pero sinceramente, lo mejor que puedo hacer, es decirte lo orgulloso que me siento de ti. Día a día me das lo mas importante que pueda tener, que es demostrarme el corazón tan grande que tienes. Al igual que todas las personas y como todas las parejas, tenemos nuestros defectos y nuestras discusiones, pero a pesar de lo que es normal, puedo decir que me siento especial por todo lo que haces por mi, todos tus sacrificios son los que te hacen tan grande, de verdad, no lo podrías hacer mejor.
Tu familia dice que eres una parte muy importante en sus vidas, no solo por la condición evidente sino por lo que transmites y generas en ellos. La alegría que aportas a todos los que te rodean es algo muy propio de ti.
Como estamos a principio de año, y todavía en periodo de promesas, te quería pedir para este año unas cosillas. De primeras te agradecería que no me volvieras a poner de icono de grupo en tu familia este año, que me dejes asomarme a la ventana a esperarte, que sigas maquillando las órdenes como “consejos” y que sobre todo, que no cambies que me encanta como eres.
Para terminar, solo te pido una cosa y hazme caso que no te lo voy a decir más, deja de alumbrar con la linterna del móvil debajo del sofá y detrás de los muebles que ahí el único regalo que vas a encontrar es un lumbago. A este tipo de género mi padre les llama “ovejas modorras”.
Familia, amigas y todos los miembros del periódico te deseamos un feliz cumpleaños.